Catolicos por la Tradicion




viernes, 28 de enero de 2011


28 de enero SANTO TOMAS DE AQUINO "DOCTOR ANGELICO"

Nació en Roccasecca, cerca de Aquino, Nápoles.  El hijo menor de 12 hijos del Conde Landulf de Aquino.  Sus primeros estudios fueron con los benedictinos en Montecassino, cerca del castillo de sus padres.
Continúa por cinco años en la Universidad de Nápoles.  Allí supera a todos sus compañeros y se demuestra su portentosa inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos (comunidad recién fundada) y entra con ellos pero su familia se opone. Trata de huir hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos, lo apresan en el castillo de Rocaseca por dos años.  Aprovecha el tiempo en la cárcel estudiando la Biblia y la teología.
Los hermanos, al ver que no logran convencerle contra su vocación, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás la confronta con un tizón encendido y la amenaza con quemarle el rostro si se atreve a acercársele.  La mujer huyó espantada.

Después de su liberación, Tomas fue enviado a Colonia, Alemania, donde estudió bajo el Padre Dominico san Alberto Magno
.  Los compañeros al, ver a Tomás tan robusto y silencioso, lo tomaron por tonto, por lo que le pusieron como apodo: "El buey mudo".  Pero un día, uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó a San Alberto. Al leerlos, este les dijo a los estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero".  Mas aun que su sabiduría destacaba su devoción. Pasaba horas en oración y tenía un profundo amor a la Eucaristía.
Recibió el doctorado de teología en la Universidad de París  y a los 27 años es maestro en París (1252-1260). En 1259 el Papa lo llama a Italia donde por siete años recorre el país predicando y enseñando. En Orvieto (1261-1264), en Roma (1265-1267), en Viterbo (1268), en París (1269-1271) y en Nápoles (1272-1274). Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. En una ocasión, en la Universidad se traba una discusión acerca de la Eucaristía. Al no lograr ponerse de acuerdo, ambos bandos aceptan recurrir a Tomás para que diga la última palabra. Lo que él dice es aceptado por todos.
En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra maestra de 14 tomos. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la filosofía, la teología y la doctrina de los santos, explica todas las enseñanzas católicas. La importancia de esta obra es enorme. El Concilio de Trento contaba con tres libros de consulta principal: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.
Santo Tomás logró introducir la filosofía de Aristóteles en las universidades.
Su humildad: Según el santo, el aprendió más arrodillándose delante del crucifijo que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio.  Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con gran respeto y total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente. Su lema en el trato era: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".

Amor a la EucaristíaEl Papa le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta
Corpus Christi. Así compuso el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros cantos Eucarísticos clásicos.
Habiendo escrito Tomás bellos tratados acerca de Jesús Eucarístico, Jesús le dijo en visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?".  Respondió Tomás: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".
Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Compuso un tratado acerca del Ave María.
Final El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero enfermó cerca de Roma y lo recibieron en el monasterio cisterciense de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente".  Allí murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años. Sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero, fecha en la que se celebra su fiesta.
Canonizado en 1323, declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y patrón de las universidades católicas y centros de estudio en 1880.

domingo, 23 de enero de 2011

SANTA JOSEFINA BAKHITA

Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles « dueños » de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un « dueño » totalmente diferente –que llamó « paron » en el dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un « Paron » por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el « Paron » supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba « a la derecha de Dios Padre ». En este momento tuvo « esperanza »; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue « redimida », ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo de su « Paron ». El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella había nacido y la había « redimido » no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos.

                                                                             S.s BENEDICTO XVI

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta palabra de verdad.
En la cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.
¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre; concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.
Adóro te, devóte, latens déitas,
quæ sub his figúris vere latitas.
Tibi se cor meum totum súbiicit,
quia te contémplans totum déficit.


Visus, tactus, gustus in te fállitur,
sed audítu solo tuto créditur;
credo quidquid dixit Dei Fílius:
nil hoc verbo veritátis vérius.


In Cruce latébat sola déitas,
at hic latet simul et humánitas;
ambo tamen credens atque cónfitens,
peto quod petívit latro pœnitens.


Plagas, sicut Thómas, non intúeor,
Deum tamen meum te confíteor;
fac me tibi semper magis crédere,
in te spem habére, te dilígere.

O memoriále mortis Dómini!
Panis vivus, vitam præstans hómini;
præsta meæ menti de te vívere,
et te illi semper dulce sápere.


Pie pellicáne, Iesu Dómine,
me immúndum munda tuo sánguine: cuius una stilla salvum fácere
totum mundum quit ab omni sælere.


Iesu, quem velátum nunc aspício,
oro, fiat illud quod tam sítio;
ut te reveláta cernens fácie,
visu sim beátus tuæ gloriæ.
Amen.
El Credo de nuestros abuelos

Yo (N) creo con fe firme y libremente confieso todas y cada una de las cosas que se contienen en el símbolo de la Fe de que usa la santa Romana Iglesia, es a saber: Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Hacedor del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles y de las invisibles.

Y en un sólo Señor Jesu-Cristo, Hijo Unigénito de Dios. Y nacido del Padre, antes de todos los siglos. Dios de Dios, lumbre de lumbre, Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no hecho, consubstancial al Padre: por quien han sido hechas todas las cosas. El cual por nosotros, los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos. Y se encarnó por obra del Espíritu Santo, de María Virgen, e hízose Hombre. Fue también crucificado por nosotros, debajo del poder de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercero día, según las Escrituras. Y subió al cielo: está sentado a la diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos: cuyo reino no tendrá fin.
Creo también en el Espíritu Santo, Señor y vivificador: el cual procede del Padre y del Hijo. Quien con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y conglorificado: quien ha hablado por los profetas. Creo también en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso un sólo Bautismo para la remisión de los pecados. Y espero la resurrección de los muertos. Y la vida del siglo venidero. Amén.

Admito y abrazo firmísimamente las tradiciones apostólicas y eclesiásticas y las demás observancias y constituciones de la misma Iglesia. Asímismo admito la Sagrada Escritura conforme al sentido que mantuvo y mantiene la santa madre Iglesia, cuyo es el juzgar del verdadero sentido e interpretación de las Sagradas Escrituras; y nunca jamás la tomaré e interpretaré sino conforme al unánime común sentir de los Padres.

Profeso también que son siete verdadera y propiamente los Sacramentos de la nueva ley instituídos por Jesu-Cristo Nuestro Señor y necesarios aunque no todos a cada uno, para la salvación del género humano, a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Extrema Unción, Orden y Matrimonio; y que confieren gracia y que de ellos el Bautismo, la Confirmación y el Orden no pueden reiterarse sin sacrilegio.

Acepto y admito también los ritos admitidos y aprobados por la Iglesia Católica en la administración solemne de todos los sobredichos Sacramentos. Abrazo y acepto todas y cada una de las cosas que acerca del pecado original y de la justificación fueron definidas y declaradas en el sacrosanto Sínodo Tridentino.

Confieso asímismo espontáneamente que en la Misa se ofrece a Dios un verdadero, propio y propiciatorio Sacrificio por los vivos y los muertos; y que en Santísimo Sacramento de la Eucaristía está verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre juntamente con el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesu-Cristo y que se hace la conversión de toda la substancia del pan en el Cuerpo y toda la substancia del vino en la Sangre, a la cual conversión la Iglesia Católica llama Transubstanciación. Confieso también que debajo de una sola de las dos especies se recibe a Cristo todo entero y un verdadero Sacramento.

Firmemente sostengo que hay Purgatorio y que las almas en él detenidas son ayudadas con los sufragios de los fieles. Asímismo que los santos que reinan juntamente con Cristo han de ser venerados e invocados, que ellos ofrecen a Dios oraciones por nosotros y que han de ser veneradas sus reliquias. Firmemente afirmo que se han de tener y conservar las imágenes de Cristo, de la Madre de Dios siempre Virgen y las de los otros santos y que se les ha de tributar el debido honor y veneración.

Afirmo también que Cristo dejó en la Iglesia la potestad de las Indulgencias y que el uso de ellas es muy saludable al pueblo Cristiano. Reconozco a la Santa, Católica y apostólica Romana Iglesia por madre y maestra de todas la Iglesias y prometo y juro obediencia verdadera al Romano Pontífice, sucesor de San Pedro, príncipe de los Apóstoles y Vicario de Jesu-Cristo.

Asímismo acepto y confieso sin titubear todas las otras cosas enseñadas, definidas y declaradas por los sagrados Canones y Concilios Ecuménicos y principalmente por el sacrosanto Sínodo Tridentino y por el Concilio Ecuménico Vaticano, mayormente acerca del primado y magisterio infalible del Romano Pontífice y a la vez condeno también yo, rechazo y anatematizo todas las cosas contrarias y cualesquiera herejías condenadas y rechazadas y anatematizadas por la Iglesia.

Esta Fe Católica verdadera, fuera de la cual ninguno puede ser salvo, que ahora expontáneamente confieso y en verdad tengo, esta misma yo mismo (N) prometo, voto y juro retener y confesar íntegra e inviolada constantísimamente, con el favor de Dios, hasta el postrer aliento de vida y procurar cuando sea de mi parte, que mis súbditos o aquellos cuyo cuidado me toque en mi oficio, la tengan, enseñen y prediquen. Así Dios me ayude y estos santos Evangelios de Dios.

martes, 18 de enero de 2011

Modestia al vestir: " LA BELLEZA NUNCA SE EXPONE"


"Inculca, hija Mía, sobre vuestro mundo la existencia del infierno que el hombre busca negar.  Hay fuegos del infierno.  Estos fuegos serán sentidos por los que han perdido su modestia con la modernización, quienes se exponen en templo sagrado de Dios, el cual fue colocado cuando su espíritu entró a sus cuerpos - ¡exponiéndolos al ridículo!  Las llamas quemarán cada pulgada de lo que ha sido expuesto.”- Nuestra Señora, 20 de Noviembre, 1971.


Nuestra Señora de Fátima, quien nos advirtió:
“Más almas se van al infierno por pecados de la carne (es decir, pecados en contra del 6o y 9o mandamientos) que por cualquier otra razón”.  Nuestra Señora de Fátima le dijo a Jacinta, “Se introducirán ciertas modas que ofenderán gravemente a Mi Hijo”.  Jacinta también dijo, “Las personas que sirven a Dios no deberían seguir las modas.  La Iglesia no tiene modas;  Nuestro Señor es siempre el mismo”.


La Biblia nos dice, “Asimismo oren también las mujeres en traje decente, ataviándose con recato y modestia, o sin superfluidad, y no inmodestamente con los cabellos rizados o ensortijados, ni con oro, o con perlas, o costosos adornos; si no con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad." (1 Tim. 2:9-10).
Las siguientes son varias advertencias que la Iglesia Católica le ha dado a los fieles, para la protección de sus almas inmortales.

DECLARACIONES QUE HA HECHO LA IGLESIA SOBRE LA MODESTIA EN EL VESTIR



El Papa Benedicto XV escribió en su encíclica Sacra Propediem el 6 de Enero, 1921:


“Uno no puede deplorar suficientemente la ceguera de tantas mujeres de todas las edades y estaciones.  Volviéndose tontas y ridículas por el deseo de agradar, no ven hasta qué grado la indecencia de sus vestimentas choca a cada uno de los hombres honestos y ofende a Dios.  Anteriormente, la mayoría de ellas se hubiesen azareado por dichas ropas por la falta grave en contra de la modestia Cristiana.  Ahora no es suficiente exhibirse en público;  no les da miedo entrar en los umbrales de las iglesias, asistir al Santo Sacrificio de la Misa y aún portar el alimento seductor de la pasión vergonzosa al Santo Altar, en donde se recibe al Autor de la Pureza.”

El 12 de Enero, 1930, la Sagrada Congregación del Concilio, por mandato del Papa Pío XI, emitió instrucciones enfáticas a todos los obispos sobre la modestia en el vestir:



“Recordamos que un vestido no puede llamarse decente si tiene un escote mayor a dos dedos por debajo de la concavidad del cuello, si no cubre los brazos por lo menos hasta el codo, y escasamente alcanza un poco por debajo de la rodilla.  Además, los vestidos de material transparente son inapropiados.  Que los padres mantengan a sus hijas lejos de los juegos y concursos gimnásticos públicos;  pero, si sus hijas son obligadas a asistir a dichas exhibiciones, que observen que van vestidas totalmente y en forma modesta.  Que nunca permitan que sus hijas se pongan indumentaria inmodesta.”


El Papa Pío XII dijo en 1954:


“Ahora, muchas niñas no ven nada malo en seguir ciertos estilos desvergonzados (modas) como lo hacen muchas ovejas.  Seguramente se ruborizarían si tan sólo pudiesen adivinar las impresiones que hacen y los sentimientos que evocan (excitación) en aquellos que las miran.” (17 de Julio, 1954)

El Papa Pío XII amonestó seriamente a las madres Cristianas: 



“El bien de nuestra alma es más importante que el de nuestro cuerpo;  y tenemos que preferir el bienestar espiritual de nuestro vecino a nuestra comodidad corporal… Si cierta clase de vestido constituye una ocasión grave y próxima de pecado y pone en peligro la salvación de su alma y de la de los demás, es su deber dejarlo y no usarlo…  Oh madres Cristianas, si vosotros supierais qué futuro de ansiedades y penas, de vergüenza mal guardada que preparáis para vuestros hijos e hijas, dejando imprudentemente que ellos se acostumbren a vivir ligeramente vestidos y haciendo que pierdan su sentido de modestia, estaríais avergonzadas de vosotros mismas y temeríais el daño que os hacéis y el daño que estáis causando a estos niños, quienes el Cielo os habéis confiado para que los criéis como Cristianos.” (Pío XII a los Grupos de Mujeres Católicas Jóvenes de Italia)

lunes, 17 de enero de 2011

Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystériumSanguinísque pretiósi
,Quem in mundi prétiumFructus ventris generós
iRex effúdit géntium.
Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine
,Sui moras incolátusMiro clausit órdine.
In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,Observata lege plene
Cibis in legálibus,Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
Verbum caro, panem verumVerbo carnem éfficit
,Fitque Sanguis Christi merum,Et, si sensus déficit,Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
                                        El CANTO LITÚRGICO
 


1. Fin de la música sagrada.
“Como parte integrante de la Liturgia solemne que es -escribe San Pío X (1)- la música sagrada tiende al mismo fin que aquélla, o sea, a la gloria de Dios y a la santificación y edificación de los fieles”.
"La música -continúa el mismo- contribuye a aumentar el decoro y esplendor de las solemnidades religiosas; y así como su principal oficio consiste en revestir de adecuadas melodías el texto litúrgico que se propone a la consideración de los fieles, de igual manera su propio fin consiste en añadir más eficacia al texto mismo, para que por tal medio se excite más la devoción de los fieles y se preparen mejor a recibir los frutos dé la gracia, propios de la celebración de los sagrados misterios."
2. Sus cualidades.
Para cumplir fielmente con su fin, la música sagrada debe poseer en grado eminente las cualidades propias de la Liturgia, y por consiguiente, la santidad, la bondad de las formas y la universalidad.
"Debe, pues, ser santa, y por lo tanto excluir todo lo profano. Debe tener arte verdadero, porque no es posible de otro modo que tenga sobre el ánimo de quien la oye aquella virtud que se propone la Iglesia al admitir en su-, Liturgia el arte de los sonidos. Y a la vez debe ser universal, en el sentido de que, aun concediéndole a toda nación que admita en sus composiciones religiosas aquellas formas particulares que constituyen el carácter específico de su propia música, éste debe estar de tal modo subordinado a los caracteres generales de la música sagrada, que ningún fiel procedente de otra nación experimente al oírla impresión que no sea buena."

3. Tres géneros de música sagrada.
El citado Motu proprio distingue tres géneros de música sagrada: el Canto gregoriano, la polifonía clásica, y la música moderna.
Da la preferencia para los Oficios litúrgicos al Canto gregoriano, al que califica de "supremo modelo de toda música sagrada", por poseer en grado sumo las cualidades susodichas de santidad, bondad de las formas y universalidad.
Cede el segundo lugar a la polifonía clásica, especialmente a la de la escuela romana, que en el siglo XVI llegó a la meta de la perfección en las obras de Pedro Luis de Palestrina, y que después siguió produciendo composiciones de excelente bondad musical y litúrgica. Esta polifonía clásica se acerca bastante al canto gregoriano y por esta razón mereció ser admitido, junto con ese canto, en las funciones más solemnes de: la Iglesia, como son las que re - celebran en la Capilla Pontificia. Es, pues, deseo de la Iglesia que se haga de ella frecuente uso en las solemnidades religiosas, especialmente en las basílicas más insignes, en las catedrales y en los seminarios e institutos eclesiásticos, donde existen los elementos necesarios para su digna interpretación.
La Iglesia ha reconocido y fomentado en todo tiempo los progresos de las artes, admitiendo en el servicio del culto cuanto en el curso de los siglos el genio ha sabido hallar de bueno y belio, salva siempre la ley litúrgica; por consiguiente, admite también en el templo la música moderna, puesto que cuenta con composiciones de tal bondad, seriedad y gravedad, que de ningún modo son indignas de las solemnidades religiosas. Ha de cuidarse, empero, con gran diligencia que dichas composiciones musicales de estilo moderno no contengan nada profano ni ofrezcan reminiscencias de motivos teatrales.
4. El canto gregoriano.
"El canto gregoriano -dice el citado documento de Pío X- es el canto propio de la Iglesia romana, el único que la Iglesia heredó de los antiguos Padres, el que ha custodiado celosamente durante el curso de los siglos en sus códices litúrgicos, el que en algunas partes de la Liturgia prescribe exclusivamente, el que propone a los fieles directamente como suyo, y recentísimos estudios han restablecido felizmente en su pureza e integridad."
Entiéndese comúnmente por canto gregoriano un género de música a una sola voz, de tonalidad diatónica en general y ritmo libre. Nacido dentro del seno mismo de la Iglesia, fué creciendo y desarrollándose a su lado, primero en las Catacumbas, y luego bajo las bóvedas de las basílicas romanas y demás templos del mundo cristiano. ! Su repertorio fué obra de muchos años y de muchos artistas, hasta que, en el siglo VI, llegó por fin San Gregorio Magno a codificar y disponer todas sus piezas, conforme al orden poco antes establecido por él mismo en las misas y demás oficios litúrgicos del año. Además, este mismo Pontífice enriqueció con gran número de composiciones suyas el catálogo de las melodías existentes en su tiempo, -y dio' a estas últimas la forma definitiva que hoy tienen, por lo cual mereció se conocieran todas ellas de allí en adelante con el calificativo de gregorianas (2).
Desde 1903, en que se promulgó el tantas veces citado Motu proprio de San Pío X, el texto oficial del canto gregoriano se halla únicamente en la edición oficial Vaticana, preparada con toda diligencia por los benedictinos de la Congregación de Solesmes.

5. Elogios del canto gregoriano.
A la declaración. oficial do la Iglesia de ser el canto gregoriano, el canto litúrgico por antonomasia, el canto propio suyo, el único que heredó de los antiguos Padres, etc., que constituye el más alto de los elogios; podríamos añadir un sinnúmero de alabanzas, salidas de labios de santos y de músicos de la mayor autoridad. Recogeremos, a título de curiosidad, algunos de los elogios más divulgados.
Empezaremos por el ya clásico de San Agustín, quien, hablando con el Señor en sus Confesiones, exclamaba enternecido:
"iOh, cuánto lloré conmovido con los suavísimos himnos y cánticos de tu Iglesia! ¡Vivísimamente se me entraban aquellas voces por los oídos, y por medio de ellas penetraban a la mente tus verdades. El corazón se encendía en afectos, y los ojos se deshacían en lágrimas!"
San Bernardo, aludiendo a él, escribía: "No hay hombre de mundo; por duro que sea su corazón, que al oír una bella salmodia no sienta como un despertar de su amor hacia las cosas de Dios. Personas ha, habido a quienes el canto de los salmos, oído por simple curiosidad, ha hecho derramar lágrimas de arrepentimiento y de conversión."
Y en efecto, por no citar sino un casó entre mil: Presentándose cierto día a San Carlos Borromeo, un moro de mucho prestigio en demanda del Bautismo, preguntóle el Santo: "¿Y quién os ha movido a abandonar la religión de Mahoma y abrazar la de Jesucristo?" A lo que respondió "Habiendo entrado por casualidad en una iglesia de benedictinos en Ragusa, de tal modo me impresionaron las melodías del órgano y la belleza del canto, que pensé para mí: Es imposible sea falsa una religión que alaba a Dios en forma tan admirable y con unas melodías tan suaves, y salí cambiado."
Mozart, el célebre compositor, decía: "De buena gana daría toda mi gloria por haber tenido la honra de componer el Prefacio de la Misa."
"No conozco -dice Gounod- obra alguna de ningún genio que pueda compararse con la terrible majestad de ésos cantos sublimes, que diariamente escuchamos en nuestros templos, en los oficios de difuntos: Dies iare, De profundis Imposible llegar a tanta altura y a tanto poder de expresión y de impresión.
El protestante Thibaut llamaba a las-melodías gregorianas "cantos de todo punto celestiales". Y el judío Halevy se preguntaba extrañado: "¿Cómo es posible que los sacerdotes católicos, teniendo en el canto gregoriano las más hermosas melodías de la tierra, admitan en sus iglesias las mezquindades de nuestra música moderna? Yo, por mi parte, trocaría todas mis obras dramáticas por sólo algunas de sus melodías religiosas."
"Una ventaja grande -escribe el P. Feijóo- tiene este canto llano, ejecutado con la debida pausa, para el uso de la Iglesia, y es que, siendo por su gravedad incapaz de mover los efectos que se sugieren en el teatro, es aptísimo para inducir los que son propios del templo. ¿Quién, en la majestad sonora del himno Vexilla Regis, en la gravedad festiva del Pange lingua, en la ternura luctuosa del Invitatorio de Difuntos no se siente conmovido, ya a veneración, ya a devoción, ya a lástima? Todos los días se oyen estos cantos, y siempre agradan; al paso que muchas de las composiciones modernas, en repitiéndose cuatro o cinco veces, fastidian."
Pero el elogia que vale por todos y que la experiencia de cada día acredita ser verdaderísimo, es aquél tan repetido hasta por los menos entendidos, de que el Canto gregoriano es el canto más popular, el que mejor ayuda a rezar, el-, que infunde en el alma la verdadera paz y serenidad, el más dulce .y candoroso,- el más santo, el que mejor expresa el entusiasmo religiosa de las generaciones pasadas, el eco más fiel de los antiguos coros de catedrales y monasterios, la lengua musical de nuestra Fe.

6. Deseos de la Iglesia.
Los Papas Pío X y Pío XI. Siendo, pues, el canto, gregoriano el canto propio de la Iglesia, el único género de música inherente a la Liturgia romana y que forma parte integrante y así como cuerpo con ella, el único que tiene en ella una como personalidad jurídica; parece muy natural que la Iglesia desee, y aun ordene, que se restablezca ampliamente en las solemnidades del culto; que se le estudie en los seminarios e institutos eclesiásticos, y aun en los colegios católicos; que se funde por lo menos en las Iglesias principales, "Scholas" de cantores, y que hasta en las pequeñas capillas y en las parroquias rurales se procure que el pueblo vuelva a adquirir la costumbre de cantarlo como solía hacerlo antiguamente.
Estos deseos y casi órdenes terminantes formulados- por Pío X, fueron de nuevo reiterados por Pío XI 3, de quien son las siguientes disposiciones
Que todos los que, en los seminarios y casas de religiosos, deseen prepararse para el sacerdocio, deben empaparse, desde la primera edad, en el canto gregoriano y en la música sagrada.
Que en los seminarios y demás casas de estudios eclesiásticos debe haber breves pero frecuentes y casi diarias lecciones o ejercicios de canto gregoriano y música sagrada.
Que en las catedrales y templos mayores y aun en las parroquias y capillas menores deben fundarse "Coros de niños" para canto gregoriano.
Que, para que el pueblo vuelva a tomar parte activa en el culto litúrgico, debe, devolvérsele el usó del canto gregoriano, en lo que a él le corresponde, a fin de que alternen sus voces con las de los sacerdotes y cantores.
Que las autoridades eclesiásticas fomenten la instrucción litúrgico-musical del pueblo, haciendo que se enseñen en las escuelas, cofradías y demás asociaciones los cantos litúrgicos; debiendo las comunidades de religiosas, de hermanas y de mujeres piadosas prestarse con alegría a conseguirlo en sus respectivos institutos dé educación y de enseñanza.
7. Dos reglas de oro.
Para que, acerca del uso del canto gregoriano en las solemnidades del culto, sepan los buenos católicos a qué atenerse, ante ciertas hostilidades contra el mismo por parte hasta de algunas eclesiásticos, estamparemos aquí, como corolario de todo lo dicho, la siguiente regla de oro consignada en el citado documento de Pío X : "Así pues, el antiguo canto gregoriano tradicional deberá restablecerse ampliamente en las solemnidades del culto, teniéndose por bien sabido que ninguna función religiosa perderá nada de su solemnidad, aunque no se cante en ella otra música que la gregoriana."
Y los compositores sepan, por su parte, que "el canto gregoriano fué siempre tenido como acabado modelo de música religiosa" y den por establecida en la Iglesia esta ley general, que es otra regla de oro: "que una composición destinada a la Iglesia, será más sagrada y litúrgica cuanto más se acerque en aire, inspiración y sabor a la melodía gregoriana, y será tanto menos digna del templo, cuanto diste más de este soberano modelo" (San Pío X).
La encíclica de Pío XII ratifica y confirma todo lo establecido acerca de la música sagrada, y especialmente del empleo del canto gregoriano, por sus antecesores Pío X y Pío XI, insistiendo en que las voces del pueblo deben alternar con la del sacerdote y del coro, para que la Iglesia Militante una sus acentos a los cantos de la Triunfante.
Para facilitar el estudio, siquiera rudimentario, del canto gregoriano, ponemos un Apéndice o breve tratado, con lo más esencial y necesario de conocerse acerca de este género de música, para que pueda estudiarse, al menos por los aficionados, en los Seminarios, Noviciados y Colegios católicos, y no suceda que el canto propiamente de la Iglesia, canto por lo demás meritísimo como arte, sea el menos conocido por los católicos y hasta por los eclesiásticos.

8. La música y el canto modernos.
El Papa Pío XII, después de poner en su lugar de preferencia para el culto litúrgico al canto gregoriano ya la música polifónica clásica, al igual que sus predecesores, escribe: "Esto no quiere decir que la música y el canto modernos hayan de ser excluidos en absoluto del culto católico. Más aún, si no tienen ningún sabor profano, ni desdicen de la santidad del lugar o de la acción sagrada, ni nacen de un prurito vacío de buscar algo raro y maravilloso, débeseles incluso abrir las puertas de nuestros templos, ya que pueden contribuir no poco a la esplendidez de los actos litúrgicos, a elevar más en alto los corazones y a nutrir una sincera devoción." (4)
9. El canto religioso popular.
En todos los documentos pontificios anteriores a la encíclica de Pío XII hácese referencia tan sólo a los tres géneros consabidos de música religiosa, a saber: al canto gregoriano, a la música polifónica clásica y a la moderna o contemporánea; mas el Papa Pío XII añade otro cuarto, que es el canto religioso popular, que exhorta fomentar y ejecutar con exactitud y con la conveniente dignidad, como medio de estimular y acrecentar la fe y la piedad del pueblo cristiano. Y añade: "ascienda al cielo el canto unísono y potente de nuestro pueblo como el fragor de las olas del mar, y sea expresión armoniosa y vibrante de un solo corazón y de una sola alma, como conviene a hermanos e hijos de un mismo Padre" (5).
Si no nos equivocamos, es ésta la primera vez que se trata del canto religioso popular en un documento oficial. Es el canto que acompaña a los actos de devoción de los cristianos, a las procesiones y manifestaciones piadosas, que efectos tan sorprendentes produce a veces en las muchedumbres. En adelante, por lo mismo, deberá tenerse mucho mayor cuidado en la elección tanto de la música como de la letra de estos cantos, los cuales a menudo son los únicos que en muchas partes oyen muchos cristianos, y aun personas ajenas a nuestra religión, y juzgan por ellos de la dignidad y cultura del pueblo fiel.

10. El uso de instrumentos músicos (6).
Aun cuando la música eclesiástica es exclusivamente vocal, permítese en ella el uso del órgano y, en algún caso particular y con la debida licencia del Ordinario, también el de otros instrumentos (Motu proprio de Pío X, n9 15).
Estos otros instrumentos que pueden usarse, además del órgano, con previa y expresa licencia del Ordinario, son: violines, violas, violoncelos, contrabajos, flautas, clarinetes, fagots y bandas de música con personal selecto y número de instrumentos proporcionados al local (Id., íd., números 20 y 21).
En cambio, son instrumentos prohibidos para siempre y por doquier, y no pueden ser permitidos: el piano, todos los instrumentos fragorosos: tambor, chinesco, panderetas, platillos, etcétera, y todos los ligeros: arpa, guitarra, bandurria, mandolina, acordeón, etcétera (íd., íd., n9 11), sin exceptuar el gramófono y el fonógrafo (Decr. 11 febrero de 1920, n9 4.272).


11. El uso del órgano y del armonio.
El órgano, y en su defecto el armonio, es el instrumento oficial de la música litúrgica, y su misión es: acompañar la música sagrada, suplir el canto de algunas piezas, y llenar los silencios.
Las prescripciones de la Iglesia acerca del uso del órgano o del armonio pueden reducirse a estas tres reglas:
Se prohíbe en la misa del Jueves Santo, una vez terminado el "Gloria"; en todos los oficios litúrgicos del Triduo de Semana Santa, hasta el "Gloria" de la misa del Sábado; en el Oficio y Exequias de Difuntos.
Se permite, pero sólo como mero acompañante del canto: en los domingos y ferias de Advientos y Cuaresma y en todas las misas de Réquiem.
Tiene libre uso en todos los demás días del año, y en los domingos "Gaudete" y "Laetare" de medio Adviento y media Cuaresma.

12. En las misas rezadas.
Como la misa debe ser lo que realmente es y no un concierto sacro o cosa parecida, se ha de dejar tranquilidad y silencio a los fieles para que puedan seguirla en unión con el celebrante, y, por lo tanto, sólo es lícito cantar o tocar el órgano o armonio en los momentos en que dicho celebrante recita los textos secretamente o guarda completo silencio, es a saber:
antes de empezar la misa, mientras prepara el cáliz en el altar y registra el misal;
desde el Ofertorio hasta el comienzo del Prefacio;
desde el "Sanctus" hasta el "Paternoster"; y desde el "Agnus Dei" hasta la Comunión, cesando al "Confíteor" si hubiere comunión de los fieles.
Observando esta regla dáse bien a entender que la misa no es tan sólo cuestión del celebrante, sino de todo el pueblo, el cual debe procurar no perder de vista ni de oído al que, en su nombre, actúa en el altar.
El organista, por lo mismo, no debe "armonizar" toda la misa, sino tan sólo las partes permitidas, para no sofocarla, ni sofocar a los asistentes, con su música. Y esto es sobre todo aplicable a todas las Misas de Difuntos, en las que están prohibidos todos los instrumentos, excepto para acompañar el canto.

NOTAS
(1) Motu Proprio del 22 de Noviembre de 1903.
(2) Cf. P. Casiano Rojo: Método de Canto Gregoriano.
(3) Constitución. Apostólica "Divini cultus", del 20 de diciembre de 1928.
(4) Enc. "Mediator Dei", 41 parte, II. 5 Id., íd.
(6) Véase "Revista Litúrgica Argentina", año 1938, n° 26, p. 178

Extraído del manual de liturgia "La flor de la Liturgia", R.P. Andrés Azcárate, pags. 153-165, 6ª edición 1952, Buenos Aires.

domingo, 16 de enero de 2011

   MAGISTERIO DE LA IGLESIA

En punto de fe y costumbres hizo Dios a la Iglesia partícipe del Magisterio divino, y, por beneficio también divino, libre de error (León XIII, Encíclica "Libertas")
Nunca más actuales las palabras de Denzinger en el prefacio a la primera edición de su obra: "Entre los muchos males que la inicua condición de los tiempos ha traído a las escuelas católicas, lo que señaladamente daña a los estudios teológicos es el hecho de que muchos ignoran o descuidan los que se llaman documentos positivos del creer y obrar, sancionados por pública autoridad de la Iglesia, y se entregan demasiado a su propio ingenio".
El objeto del Magisterio Eclesiástico no es proponer nuevas doctrinas o nuevas revelaciones, sino defender y exponer el depósito de la fe, es decir, las verdades reveladas por Dios a los Apóstoles y por ellos transmitidas a toda la Iglesia, tanto en la Sagrada Escritura, como en la Tradición oral. Realmente Cristo al enviar a los Apóstoles con la misión de enseñar a las naciones, les había encomendado que enseñaran todo lo que Él les había dicho; y al prometerles el Espíritu Santo había afirmado que Éste les enseñaría todas las verdades. Por tanto el objeto del Magisterio de la Iglesia es todo lo que Jesús enseñó a los Apóstoles por sí o por el Espíritu Santo: a la muerte del último Apóstol la revelación pública quedaba ya cerrada, el depósito de la fe ya estaba completo.
Es este depósito el que San Pablo entrega a Timoteo, como los otros Apóstoles a sus sucesores, recomendándoles que evitaran toda nueva doctrina y que fundaran toda su predicación sobre los cimientos de los Apóstoles y Profetas.
Y desde un principio la preocupación constante de la Iglesia fue mantenerse fiel a esta consignación apostólica, considerando como falsa toda innovación en materia de fe.
http://www.statveritas.com.ar/Libros/Denzinger_PDF.zip

El 1 de mayo S.s Benedicto XVI ,BEATIFICARA A JUAN PABLO II.

 
CIUDAD DEL VATICANO (16/ENE/2011).- El Papa BENEDICTO XVI instó hoy a todos quienes conocieron y amaron a JUAN PABLO II  a alegrarse junto con la Iglesia católica por su beatificación, prevista para el próximo 1 de mayo en El Vaticano.

Durante la bendición dominical con el Angelus, ante varios miles de personas en la Plaza de San Pedro, el obispo de Roma recordó que la fecha de la ceremonia que llevará al honor de los altares a Karol Wojtyla tiene un valor simbólico.

'Como sabéis el 1 de mayo próximo tendré la alegría de proclamar beato al venerable Juan Pablo II, mi amado predecesor. La fecha elegida es muy significativa: será de hecho el II domingo de Pascua, que él mismo intituló a la Divina Misericordia y en cuya vigilia terminó su vida terrena', dijo.

'Cuantos lo han conocido, cuantos lo han estimado y amado no podrán no alegrarse con la Iglesia por este evento', apuntó.

Las palabras de Joseph Ratzinger coincidieron con una serie de críticas avanzadas en las últimas horas desde algunos sectores por la rapidez del proceso de beatificación del Papa polaco y por algunos aspectos discutidos de su pontificado.

Uno de ellos corresponde al caso de Marcial Maciel Degollado, el sacerdote mexicano fundador de los Legionarios de Cristo y muy cercano a Juan Pablo II, quien tuvo una 'doble vida' la cual incluyó amantes, hijos y abusos sexuales contra menores.

Al respecto El Vaticano aclaró, de diversas maneras, que no existen pruebas del conocimiento de Wojtyla de las acciones inmorales de Maciel las cuales, según esa versión, nunca encubrió por ignorarlas.

Asimismo este día, en su mensaje por el Angelus, Benedicto XVI expresó su 'particular recuerdo en la oración' por las poblaciones de Australia, Brasil, Filipinas y Sri Lanka, recientemente golpeadas por las inundaciones.

'El señor reciba las almas de los difuntos, de fuerza a los desplazados y sostenga el empeño de cuantos se están prodigando por aliviar sufrimientos e incomodidades', apuntó. 

viernes, 14 de enero de 2011

El Santo Rosario en Latin

Signum Crucis
PER signum Crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster.
In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
Ad Crucem (a la cruz):
Confiteor
CONFITEOR Deo omnipotenti, beatae Mariae semper Virgini, beato Michaeli Archangelo, beato Ioanni Baptistae, sanctis Apostolis Petro et Paulo, et omnibus Sanctis, quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere: mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa. Ideo precor beatam Mariam semper Virginem, beatum Michaelem Archangelum, beatum Ioannem Baptistam, sanctos Apostolos Petrum et Paulum, et omnes Sanctos, orare pro me ad Dominum Deum nostrum. Amen.
Symbolum Apostolorum
CREDO in unum Deum* Patrem omnipotentem,* factorem caeli et terrae* visibilium ómnium*et invisibilium*. Et in unum Dominum *Iesum Christum, * Filium Dei unigenitum. * Et ex Patre natum *ante omnia saecula. * Deum de Deo, * lumen de lumine, * Deaum verum * de Deo Vero, * Genitum, * non factum, * consubstantialem Patri; * perquem * omnia facta sunt. * Qui propter nos homines * et propter nostram salutem * descenditde caelis, * (Genaflectitur) ET INCARNATUS EST * DE SPIRITU SANCTO * EX MARIA VIRGINE * ET HOMO FACTUS EST. * Crucifixus * etiam pro nobis; * sub Pontio Pilato * passus * et sepúltus est. * Et resurrexit tertia die, * secundum Scripturas. * Et ascendit in caelum: * sedet dexteram Patris. * et iterum venturus est * cum gloria * iudicare vivos et mortuos: * cuius regni * non erit finis. * Et in Spiritum Sanctum, Dominum * et vivificantem: * qui ex Patre * et Filio * simul adoratur * et conglorificatur, * qui locutus est * per Prophetas, * Et unam * sanctam * catholicam * et apostolicam Ecclesiam, * Confiteor * unum baptisma * in remissionem peccatorum. * Et exspecto * resurrectionem mortorum * Et vitam + venturi saeculi, Amen.
o bien,
CREDO in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae. Et in Iesum Christum, Filium eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad caelos, sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis, inde venturus est iudicare vivos et mortuos. Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam. Amen.
Ad grana maiora (cuentas grandes):
Oratio Dominica
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.
Ad grana minora (cuentas pequeñas):
Ave Maria
AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
Ad finem decadum (al terminar la decena):
Gloria
GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
En viernes de pasión se puede reemplazar por:
R. Christus factus est pro nobis oboediens usque ad mortem.
V. Mortem autem crucis.
En sábado santo se puede reemplazar por:
R. Christus factus est pro nobis oboediens usque ad mortem, mortem autem crucis.
V. Propter quod et Deus exaltavit illum: et dedit illi nomen, quod est super omne nomen.
Oratio Fatima
O MI IESU, dimitte nobis debita nostra, libera nos ab igne inferni, conduc in caelum omnes animas, praesertim illas quae maxime indigent misericordia tua.

(Santo Domingo recibe el Rosario de Nuestra Santa Madre)

Meditationes Rosarii
I. Mysteria Gaudiosa (lunes y jueves )
Primo, Beátæ Maríæ Vírginis anuntiatiónem contemplámur, et humílitas pétitur.
Secundo, Beátæ Maríæ Vírginis visitatiónem contemplámur, et charitas ad fratres pétitur.
Tertio, Dómini Nóstri Iésu Chrísti nativitátem contemplámur, et paupertátis spíritus pétitur.
Quarto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti presentatiónem in templo contemplámur, et obediéntia pétitur.
Quinto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti inventiónem in templo contemplámur, et Déum inquæréndi volúntas pétitur.
II. Mysteria dolorosa (martes y viernes)
Primo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti oratiónem in horto contemplamur, et dólor pro peccatis nostris pétitur.
Secundo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti flagellatiónem contemplamur, et córporum nostrórum mortificátio pétitur.
Tertio, Dómini Nóstri Iésu Chrísti spinis coronationem contemplamur, et supérbiæ mortificatio pétitur.
Quarto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucis baiulatiónem contemplamur, et patiéntia in tribulatiónibus pétitur.
Quinto, Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucifixiónem et mortem contemplamur, et súi ipsíus donum ad animárum redemptiónem pétitur.
III. Mysteria gloriosa (miércoles, sábado y domingo)
Primo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti resurrectiónem contemplamur, et fídes pétitur.
Secundo, Dómini Nóstri Iésu Chrísti in cælum ascensiónem contemplamur, et spes pétitur.
Tertio, Spíritus Sáncti descensiónem contemplamur, et cháritas ad Deum pétitur.
Quarto, Beátæ Maríæ Vírginis in cælum assumptiónem contemplamur, et bene moriéndi gratia pétitur.
Quinto, Beátæ Maríæ Vírginis coronatiónem contemplamur, et fidúcia in María Regína Nostra pétitur

Orationes ad Finem Rosarii Dicendae
SALVE, Regina, mater misericordiae, vita, dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te clamamus exsules filii Hevae. Ad te suspiramus, gementes et flentes in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte. Et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria. Amen.
V. Ora pro nobis, sancta Dei Genetrix.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
OremusOmnipotens sempiterne Deus, qui gloriosae Virginis Matris Mariae corpus et animam, ut dignum Filii tui habitaculum effici mereretur, Spiritu Sancto cooperante, praeparasti: da, ut cuius commemoratione laetamur; eius pia intercessione, ab instantibus malis, et a morte perpetua liberemur. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.



Litaniae Lauretanae
Kyrie, eleison.
R. Kyrie, eleison.
Christe, eleison.
R. Christe, eleison.
Kyrie, eleison.
R. Kyrie, eleison.
Christe, audi nos.
R. Christe, audi nos.
Christe, exaudi nos.
R. Christe, exaudi nos.
Pater de caelis Deus,
R. miserere nobis. <!--[if !supportLineBreakNewLine]--> <!--[endif]-->
Fili Redemptor mundi Deus,
R. miserere nobis.
Spiritus sancte Deus,
R. miserere nobis.
Sancta Trinitas, unus Deus,
R. miserere nobis.
Sancta Maria,
R. ora pro nobis.
Sancta Dei Genetrix,
R. ora pro nobis.
Sancta Virgo virginum,
R. ora pro nobis.
Mater Christi,
R. ora pro nobis.
Mater Ecclesiae,
R. ora pro nobis.
Mater Divinae gratiae,
R. ora pro nobis.
Mater purissima,
R. ora pro nobis.
Mater castissima,
R. ora pro nobis.
Mater inviolata,
R. ora pro nobis.
Mater intemerata,
R. ora pro nobis.
Mater amabilis,
R. ora pro nobis.
Mater admirabilis,
R. ora pro nobis.
Mater boni Consilii,
R. ora pro nobis.
Mater Creatoris,
R. ora pro nobis.
Mater Salvatoris,
R. ora pro nobis.
Virgo prudentissima,
R. ora pro nobis.
Virgo veneranda,
R. ora pro nobis.
Virgo praedicanda,
R. ora pro nobis.
Virgo potens,
R. ora pro nobis.
Virgo clemens,
R. ora pro nobis.
Virgo fidelis,
R. ora pro nobis.
Speculum iustitiae,
R. ora pro nobis.
Sedes sapientiae,
R. ora pro nobis.
Causa nostrae laetitiae,
R. ora pro nobis.
Vas spirituale,
R. ora pro nobis.
Vas honorabile,
R. ora pro nobis
Vas insigne devotionis,
R. ora pro nobis.
Rosa mystica,
R. ora pro nobis.
Turris Davidica,
R. ora pro nobis.
Turris eburnea,
R. ora pro nobis.
Domus aurea,
R. ora pro nobis.
Foederis arca,
R. ora pro nobis.
Ianua caeli,
R. ora pro nobis.
Stella matutina,
R. ora pro nobis.
Salus infirmorum,
R. ora pro nobis.
Refugium peccatorum,
R. ora pro nobis.
Consolatrix afflictorum,
R. ora pro nobis.
Auxilium Christianorum,
R. ora pro nobis.
Regina Angelorum,
R. ora pro nobis.
Regina Patriarcharum,
R. ora pro nobis.
Regina Prophetarum,
R. ora pro nobis.
Regina Apostolorum,
R. ora pro nobis.
Regina Martyrum,
R. ora pro nobis.
Regina Confessorum,
R. ora pro nobis.
Regina Virginum,
R. ora pro nobis.
Regina Sanctorum omnium,
R. ora pro nobis.
Regina sine labe originali concepta,
R. ora pro nobis.
Regina in caelum assumpta,
R. ora pro nobis.
Regina Sanctissimi Rosarii,
R. ora pro nobis.
Regina familiae,
R. ora pro nobis.
Regina pacis,
R. ora pro nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. parce nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. exaudi nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
R. miserere nobis.
V. Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix,
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
OremusConcede nos famulos tuos, quaesumus, Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfrui laetitia. Per Christum Dominum nostrum.
R. Amen.
Tempore Adventus
V. Angelus Domini nuntiavit Mariae,
R. Et concepit de Spiritu Sancto.
OremusDeus, qui de beatae Mariae Virginis utero Verbum tuum, Angelo nuntiante, carnem suscipere voluisti: praesta supplicibus tuis; ut, qui vere eam Genetricem Dei credimus, eius apud te intercessionibus adiuvemur. Per Christum Dominum nostrum.
R. Amen.
Tempore Nativitatis:
V. Post partum, Virgo, inviolata permansisti,
R. Dei Genetrix, intercede pro nobis.
Oremus
Deus, qui salutis aeternae, beatae Mariae virginitate fecunda, humano generi praemia praestitisti: tribue, quaesumus; ut ipsam pro nobis intercedere sentiamus, per quam meruimus Filius tuum auctorem vitae suscipere. Qui tecum vivit et regnat in saecula saeculorum.
R. Amen.
Tempore Paschali:
V. Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia.
R. Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
OremusDeus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus: ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum.
R. Amen.

Misa tridentina

La Misa Tridentina es el ritual de la Misa del rito romano de la Iglesia Católica, como está descrita en las ediciones sucesivas del Misal Romano que fueron promulgadas desde 1570 a 1962.
El calificativo de "tridentina" se refiere a su origen, ya que fue reformada y uniformizada a toda la Iglesia latina por iniciativa del Concilio de Trento.También se la llama Misa de San Pío V, el Papa que hizo la reforma deseada por el Concilio de Trento. Otros nombres son Misa latina (Misa en latín – expresión ambigua), Misa preconciliar (es decir, de antes del Concilio Vaticano II), Misa clásica o de siempre (a partir de 1570), tradicional.

Historia
San Pío V publicó, en el año 1570, una edición del Misal Romano, que ordenó fuese usado en toda la Iglesia Occidental, excepto en aquellas regiones y órdenes religiosas que tenían misales anteriores al 1370. La mayoría de esas regiones y órdenes han adoptado desde entonces el Misal Romano, quedando sólo el rito ambrosiano, el mozárabe, el de Braga, y el de los cartujos. Algunos pocos individuos y comunidades conservan todavía ritos de otras familias religiosas, como el Orden de los Hermanos Predicadores y los Carmelitas.
Las formas de la Misa romana que existían previas a la Misa tridentina, se conocen como 'Misas pretridentinas', y la forma que entró en vigencia a partir del año 1970, cuya descripción se encuentra en el artículo Misa, se conoce como Misa de Pablo VI, "Novus Ordo Missae" (aplicando este nombre a toda la Misa y no sólo al Ordinario de la Misa), o "nueva misa", entre otros nombres.
La comparación entre la primera edición (la editio princeps) del Misal de Pío V y las edicitiones posteriores permite de ver cómo en el curso de los siglos se introdujeron variaciones, no sólo en el calendario de las celebraciones, sino también en las oraciones del Ordinario de la Misa.
Entre las diferencias se puede citar la presencia en el Misal de Pío V (1570) del adjetivo "omnibus" en la respuesta del monaguillo después del Confíteor del sacerdote: "Misereatur tui omnipotens Deus, et dimissis omnibus peccatis tuis, perducat te ad vitam aeternam". Del otro lado el Misal de Juan XXIII (1962) incluye en el Canon Romano la frase "et beati Ioseph, eiusdem Virginis sponsi", ausente en las ediciones anteriores.
Las primeras ediciones "típicas" (es decir ediciones oficiales a las cuales deben conformarse las ediciones hechas por las distintas tipografías) del Misal Romano después de la de Pío V (1570) fueron las de Clemente VIII (1604) y de Urbano VIII (1634). En el siglo XX aparecieron las de Benedicto XV (1920) y de Juan XXIII (1962), seguidas por el de Paulo VI, una revisión más profunda y por eso considerada ya no de la Misa Tridentina sino de una nueva forma del Rito Romano de la Misa.
Por decreto pontificio en forma de Motu Proprio "Summorum Pontificum" promulgado por S.S. Benedicto XVI el 7 de julio de 2007 se declaró que el Misal Romano de Juan XXIII, publicado en 1962, "no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido."Por eso, en las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino puede utilizar sea ese Misal sea el Misal promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, mientras en la parroquias el párroco "acogerá de buen grado" la petición hecha por grupos estables de fieles adherentes a la precedente tradición litúrgica de permitir la celebración según esa forma.